17 mar 2019

De exorcista a beato

Misionero en Corea, prisionero del ejército japonés, exorcista en Chile: el padre Joseph Cappel.




El padre Joseph o José Cappel fue misionero y prisionero de guerra en Corea, y luego sacerdote exorcista en Chile


José Cappel fue un misionero estadounidense en Corea en plena Segunda Guerra Mundial, donde los japoneses le apresaron. Había dirigido un dispensario, hasta que sus captores le encerraron una semana en aislamiento extremo y luego en un campo de prisioneros 5 meses, con otros misioneros. Un intercambio de prisioneros con EEUU le permitió volver a su país en 1943.

Después fue destinado a Chile, donde ejerció como sacerdote exorcista. Su labor pastoral y humanitaria permanece viva en el recuerdo de los fieles. Al llegar a Chile supervisaba una escuela básica, un asilo, un hospital y cinco capillas misioneras, pero durante su ministerio añadió otras 13 capillas y otra escuela a esa red. 

Ahora el obispado de Talca ha iniciado su proceso de beatificación. 

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El P. José Cappel Farfsing, sacerdote estadounidense de la Orden de Padres Misioneros de Maryknoll, exorcista y pastor durante 55 años de la comuna de Curepto, ubicada a 300 kilómetros de Santiago de Chile.

La ceremonia oficial se realizó en el Hogar de Ancianos José Cappel, fundado por el sacerdote y que actualmente alberga a 19 adultos mayores.

El vicepostulador de la causa, Ricardo Rojas Valdés, conversó con ACI Prensa y expresó que este primer paso “implica un reconocimiento a la voz popular. Para nadie cabe duda que el Padre José Cappel era una persona excepcional”.

“Durante toda su vida vivió las virtudes heroicas que pide la Iglesia para calificar a alguien de santo. Todo el mundo tiene algo que decir respecto al bien que hizo. Si bien mantenía su acento extranjero el Padre Cappel se daba a entender con el lenguaje del amor, del amor por los pobres y los enfermos”, comentó Rojas

En la apertura de la causa estuvieron presentes los vecinos de Curepto y también el Arzobispo Emérito de La Serena, Mons. Bernardino Piñera, que actualmente tiene 100 años, y el P. Jaime Correa asesor de la causa del P. Cappel y quien fue vicepostulador del proceso de canonización de San Alberto Hurtado.

Antes del acto solemne se celebró una Eucaristía en la que el Obispo de Talca, Mons. Horacio Valenzuela, destacó que la causa se abría en un día especial como la Fiesta de la Visitación de María y los 12 años del fallecimiento del sacerdote.

“Cuando uno ha encontrado al Señor, cuando una persona tiene a Dios en su corazón, lo que primero hace es buscar a quien servir, a quien consolar, a quien ayudar, a quien levantar si está caído, a quien orientar”, expresó.

“El Padre José irradiaba bondad, sencillez y servicio. Porque había encontrado a alguien que lo amó intensamente y lo convirtió en un hombre sencillo, servicial, despreocupado de sí mismo”.

El P. Joseph Henry Cappel Farfsing nació el 16 de noviembre de 1908 en Covington, Estados Unidos. Fue el quinto de siete hijos, de los cuales dos llegaron a ser sacerdotes.

Desde pequeño siempre anduvo en bicicleta y nunca dejó esta forma de movilizarse. Le gustaba arreglar cosas o inventarlas. Uno de sus primero logros personales fue crear un aparato de radio.

Estudió licenciatura en Filosofía en la Universidad de Dayton en Ohio y otros dos en el seminario diocesano San Gregorio en Cincinnati. Hasta que finalmente ingresó a la congregación de los Misioneros de Maryknoll en septiembre de 1931 y fue ordenado sacerdote el 16 de junio de 1935.

En la congregación conoció la vida misionera, de la cual se enamoró y tomó como motivación personal la tarea de “convertir al mundo” por medio de la evangelización.

Tras su ordenación fue designado a las misiones de Masan y de Chinnampo en Peng Yang, en Corea. En 1937 fue transferido al sector montañoso del Río Yalu a la misión de Chu Ko Chin. Sin embargo, el comienzo de la II Guerra Mundial era inminente y cuando sucedió el ataque a la base naval de los Estados Unidos, Pearl Harbor, en Hawai, fue detenido por los japoneses en 1941 junto a otros nueve sacerdotes.

Fue repatriado a su país hasta que la congregación nuevamente lo derivó como misionero a Chile en 1943. Pasó por Chillán y Temuco y algunos años después fue nombrado asistente y luego párroco de Nuestra Señora del Rosario en Curepto, ciudad de Talca, donde permaneció hasta su muerte el 31 de mayo de 2004.



Fue nombrado exorcista de la diócesis de Talca por el Obispo de ese entonces, Mons. Manuel Larraín. Recibió la nacionalidad chilena por gracia en 1995 en reconocimiento a “su vida y obra social desarrollada en beneficio de los más pobres y necesitados”.

La comunidad de Curepto esperaba con ansias la apertura de la causa de beatificación del P. Cappel. Por eso, en agosto de 2014, en medio de la bendición de un monumento instalado en la plaza principal del municipio, donde aparece el sacerdote montando una bicicleta, los vecinos y feligreses firmaron una carta para solicitarla.

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