Acerca de Halloween.
(Este texto no son declaraciones del sacerdote Carlos Spahn).
Halloween es una festividad de origen pagano que fue después cristianizada por la Iglesia, instituyendo la fiesta de Todos los Santos y la Memoria de Todos los fieles difuntos; pero que hoy, en el mundo civil, ha recuperado su original orientación pagana e incluso demolátrica (adoración al demonio).
Se celebra actualmente en la noche del 31 de octubre al 1º de noviembre, en dos ámbitos diferentes: el esotérico (brujería) y el popular.
Según estos ámbitos, tiene en el primer caso un fin directamente demoníaco, y en el segundo, un fin de esparcimiento pagano (que puede ser indirectamente demoníaco). Halloween y la brujería Sobre todo en la actual Wicca, (brujería) y en diversas sectas satánicas, Halloween ha recuperado su condición original de celebración celta pagana y la ha especificado con la adoración, invocación y entrega al demonio mediante sacrificios humanos, seguidos de orgías, realizados principalmente en las misas negras.
En este ámbito, Halloween es uno de los ocho aquelarres anuales que se han resucitado recientemente, donde las actuales brujas y sectas demoníacas se reúnen para renovar cultos esotéricos ancestrales, renegar de Dios, unirse al demonio y adorarlo, ofreciéndole el sacrificio de animales o también de niños o jóvenes, según el testimonio de la ex satanista convertida Cristina Kneer de Vidal. Para dichos sacrificios “se eligen preferentemente niños porque son los que aún no han pecado y son los preferidos de Dios”, afirma Kneer. La mujer explica que, por este y muchos otros motivos, la noche de Halloween no debe celebrarse por ningún católico.
La ex bruja Doreen Irving, reina de las brujas negras de Europa, después de convertida al cristianismo afirmó que, si los padres supieran lo que es realmente Halloween, jamás hablarían de él a sus hijos. El mismo Antón Lavey, sumo sacerdote de la Church of Satan (iglesia de Satanás) autor de la “biblia satánica”, dice que hay tres días sumamente importantes para todo satanista, de los cuales el más importante de todos es Halloween. En esos días la iglesia satánica cumple, entre otras, las siguientes celebraciones: Ayunan para buscar la voluntad de Satanás. Ritual para maldecir el cuerpo de Cristo. Confesión de los pecados contra Satanás. Bendicen a los integrantes de los grupos musicales y de artistas satánicos. Ordenan a los ministros del rock, músicos, “managers”, promotores, involucrados en el satanismo.
Halloween popular La sociedad de consumo norteamericana está difundiendo en otros países la celebración popular de esta noche imponiendo una serie de prácticas que son resabio de las costumbres paganas pre-cristianas. Para los católicos creyentes esta participación siempre es negativa: - Cuando se celebra meramente por frivolidad o snobismo. - Cuando está indirectamente unida a la celebración de la Noche de Brujas; - o cuando directamente las personas se unen por signos o invocaciones a los espíritus malos. En pocas palabras, Halloween es una fiesta pagana sin sentido para los cristianos, que directa o indirectamente atenta siempre -de modo leve o grave- contra el primer mandamiento, que nos manda dar el culto y la adoración a solo Dios.
Origen del “trick or treat” (Truco o trato): Hoy en día, los niños que celebran Halloween golpean las puertas para pedir caramelos diciendo: truco o trato -o una frase equivalente-, llegando a perpetrar toda clase de maldades contra quienes no les dan lo que piden. Esta práctica se remonta a lo que hacían los sacerdotes druidas: disfrazados de fantasmas y brujas, recorrían las casas del vecindario exigiendo alimentos -y en algunos casos niños y vírgenes- para ofrendar en sacrificio a su dios Samhain en el festival de la muerte.
Si la gente no daba el alimento o persona que exigían, se lanzaba una maldición sobre la casa o bien se vengaban quemándole el terreno, matando su ganado, etc. Varios Obispos católicos previenen sobre el efecto nocivo de la celebración de Halloween, dada la vinculación que establece con el demonio. Dice uno de ellos: “Tanto los padres cristianos como todos aquellos que creemos en los valores de la vida, debemos saber que la fiesta de Halloween es una adoración a Satanás, quien se hace presente de modo sutil a través de la apariencia de esta fiesta, detrás de los juegos de los jóvenes y niños.” El padre Joan María Canals ha explicado que Halloween "no es inocente, pues tiene un trasfondo de ocultismo y de otros tipos de corrientes que dejan su huella de anticristianismo".
La voz de renombrados exorcistas El P. Gabriele Amorth, exorcista principal de la Diócesis de Roma, al referirse a la celebración cada vez más generalizada de Halloween, afirma lo siguiente: “Festejar la fiesta de Halloween es alabar al diablo, el cual, aunque es adorado en una noche, desde entonces se toma sus derechos sobre las personas.
No nos maravillemos si el mundo parece estar cada vez más patas para arriba, y si los consultorios de psicólogos y psiquiatras pululan con niños que no pueden dormir, o son insoportables, agitados; o abundan los jóvenes obsesionados por el suicidio. Esos macabros disfraces, esas invocaciones aparentemente infantiles, no son otra cosa que una forma de culto a Satanás, príncipe de este mundo”. Y continúa el
P Amorth: “La fiesta de Halloween es una especie de reunión espiritista presentada bajo la forma de juego divertido. Y en esto hay una gran astucia del demonio. Porque todo se presenta bajo una forma lúdica e inocente. De la misma manera como es presentado el pecado en el mundo de hoy”. Y recuerda que, al contrario, en varias ciudades de Italia, se celebra la “fiesta de la luz”, una verdadera y oportuna contraofensiva a estos festejos de las tinieblas, con cantos al Señor y juegos inocentes para los niños.
El P. José Antonio Fortea, famoso antiguo exorcista de Madrid, relata algunos casos concretos de posesión e influencia diabólica. Cuenta el caso de un niño que, desde que se hubo disfrazado en la noche de Halloween y festejado dicha fiesta, terminó por ser poseído por el demonio. El relato es muy iluminador respecto a la celebración de Halloween, porque:
a) Ni el niño ni sus padres tenían una intención directa de hacer esoterismo o brujería: eran ignorantes del tema, simplemente compraron el disfraz para que el chico se divirtiera como los demás chicos del colegio.
b) El demonio vino al niño, dado que él usó determinados signos (disfraz de calavera, bocha ensangrentada, machete), que lo vinculaban al demonio.
c) Los signos que se refieren a Satanás son vinculantes con él: no es lo mismo vestirse de flor, de osito, o de angelito, que vestirse de demonio, de calavera, de muerte, etc. Éstos últimos son “vinculantes” con el demonio y son una puerta abierta a la acción del Maligno en los incautos que los usan.
d) No debemos olvidar que en la noche del 31 de octubre, en las celebraciones de las misas negras y demás ritos satánicos, se consagra a Satanás a todos los niños del mundo y se le hacen especiales oraciones y sacrificios para que sea su dueño, su dios, su rey.
Estas invocaciones dan poder a los espíritus del mal para hacer daño a los desprevenidos que los llaman. Conclusión: Los motivos arriba expuestos explican por qué todo buen católico debe oponerse a la celebración de Halloween: lo que está en juego es la misma salud, espiritual y física, de los niños. Nuestro deber es protegerlos. Para eso es preciso apartarlos de tales prácticas, y tanto mejor si se lo hace reemplazándolas por otras que sean buenas y edificantes.