1 may 2021

El diablo hoy día

 

Cómo es el diablo del siglo XXI

Los exorcistas ven hoy más casos que nunca, aunque hay cosas que no cambian: "El demonio es un amargado que cuando se ve superado, huye", dice el sacerdote Juan José Gallego


Veteranos y noveles: todos han percibido muy de cerca al diablo y ninguno ha olvidado la primera vez que se enfrentó a él. Son los sacerdotes autorizados para practicar el rito del exorcismo, tan pautado por la Iglesia y al mismo tiempo tan pugilístico. El bien y el mal suben a un ring sin resina, cuerdas ni lona: unos luchan por liberar a personas poseídas por el demonio y éste resiste hasta darse a la fuga.


Los demonios en los medios de comunicación, los requisitos para ser un buen auxiliar de exorcistas o la diagnosis para saber si alguien ha recibido la visita del maligno. Estas son algunas de las lecciones de un curso único en el mundo que se celebra cada año en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, la universidad de los Legionarios de Cristo en Roma.

Un total de 241 personas –curas (y algunos laicos) de 42 naciones diferentes– viajaron hasta la capital italiana para aprender sobre el exorcismo y ponerse al día sobre un rito sacramental que cada vez despierta más pasiones, según la organización.

España es el segundo país con más sacerdotes que realizan exorcismos, después de Italia


“El interés en el diablo crece cada año. En un mundo secularizado que se aleja de Dios, cada vez hay más espacio para el demonio”, dijo el sacerdote manchego Pedro Barrajón, profesor de teología. Internet es un buen instrumento para Belcebú si se utiliza de manera incorrecta. Ven que las redes sociales pueden favorecer las prácticas satánicas, ritos ocultistas y portales dedicados a este ámbito que antes eran más difíciles de difundir. “Sí, estamos viendo un aumento de los exorcismos”.

Los exorcistas católicos han encontrado un aliado en el mismo papa Francisco, que habla recurrentemente del demonio en público y hace poco avisó que “no es sólo un cuento de ancianas”. “Existe, sí, es verdad, y es nuestro mayor enemigo –remarcó–.Es el que trata de hacernos resbalar en la vida. Es el que pone malos deseos en nuestros corazones, malos pensamientos y nos lleva a hacer cosas malas, las muchas cosas malas que hay en la vida, para terminar en guerras”. Como en las películas de terror, los exorcistas cuentan que una persona poseída por el demonio puede llegar a escupir objetos durante este rito, como “barras de hierro”, que después los curas destruyen para evitar que se propague el mal. Según Barrajón, hay tres situaciones que indican que alguien necesita una intervención divina: tener aversión a los objetos, personas o lugares sagrados, hablar o entender lenguas desconocidas como el latín o el griego, o experimentar una fuerza sobrenatural.

El llamado exorcismo solemne consiste en una fórmula litúrgica que sólo pueden llevar a cabo presbíteros autorizados por el obispo de su diócesis. Después de varias plegarias, el cura acaba ordenando a Belcebú que se marche con las palabras “yo te ordeno en nombre de Jesucristo que salgas de esta persona”. Pero el demonio no siempre acepta irse por las buenas. De normal son necesarias unas dos o tres sesiones, aunque en algunos casos especialmente complicados pueden alargarse años.