¿Qué características debe reunir un buen exorcista para dedicarse a la lucha frontal contra los demonios? El famoso teólogo español José Antonio Fortea, autor del tratado de demonología y manual de exorcística
Summa Daemoniaca, las detalla.
El P. Fortea explicó que “hay que partir del hecho de que todo sacerdote tiene poder para hacer exorcismos”, pero “la Iglesia concede el permiso para hacer exorcismos al que el obispo considera adecuado”.
“Lo ideal, pudiendo disponer de ello, es conseguir un sacerdote que tenga sentido común, que tenga una buena vida de oración, de penitencia, que encima esté bien formado”, señaló.
El sacerdote español aseguró que mientras “más cualidades tenga, mejor”, aunque destacó que “lo mismo se puede decir para ser un vicario episcopal o un vicario general”.
En particular se dan estas recomendaciones para los exorcistas, explicó, “porque si uno se va a dedicar de forma habitual a este ministerio, realizando exorcismos de forma habitual, es cierto que el demonio no le gusta que le hagan sufrir, y va a tratar de vengarse”.
“Entonces es preferible escoger a alguien que pueda resistir a los embates del demonio si se va a dedicar de forma habitual”, aseguró.
El P. Fortea indicó que “no es que el exorcismo sea lo más importante en la Iglesia, pero el exorcista hace sufrir al demonio. Por lo tanto, a los exorcistas que se dedican a esto de forma continua, cada semana, los demonios les tienen mucho odio, porque les están torturando”.
“El demonio quiere tentar a todos. Pero la sociedad que forman los demonios, porque son seres racionales, atacan más a los que más daño hacen a sus planes. Si pudieran hundir a todos los obispos, lo harían, o a los cardenales, todavía mejor, o al Papa, todavía mejor. La particularidad es esa, los exorcistas directamente actúan sobre el mundo de los demonios. Entonces, aunque no sean lo más importante de la Iglesia, les tienen especial manía”.
¿Los obispos deben saber realizar exorcismos?
El P. Fortea precisó que los obispos no son los exorcistas por antonomasia, por lo que no es una obligación para ellos participar en el ritual de expulsión de demonios.
“Esa es una cosa que se repite mucho, pero en mis libros he explicado que no es así”, añadió, pues “no hay tradición en los escritos de la Iglesia Católica en el sentido de que el obispo sea el exorcista por antonomasia”.
De igual forma, dijo, “el obispo no es el que celebra por antonomasia”, sino que “la Misa es exactamente igual, la diga el más pobre párroco de un pueblecito o la diga el Arzobispo de Madrid”.
“Cualquier sacerdote celebra una Misa tan valiosa, tan verdadera como la del Papa, como la de los cardenales y como la de los obispos”, aseguró.
“El obispo es el que manda, es el que tiene la plenitud del sacerdocio, es el que tiene la máxima autoridad, es el sucesor de los apóstoles, el que vigila. Podemos poner mil cosas. ¿Pero el obispo exorciza más y mejor, con más poder? Bueno, pues entonces él debería encargarse de los casos más difíciles. Y vemos la historia de la Iglesia, y no vemos que exista tal tradición”.
“Si eso fuera así –continuó–, si el obispo exorcizara con más poder, ¿por qué no llevar los casos peores de posesión al Papa? No, tampoco hay una tradición de eso. Creo que el poder sobre los sacramentales, esencialmente es el mismo en los presbíteros que en los obispos”.
Para el P. Fortea, “el Señor ha hecho que sustancialmente el poder sea el mismo en obispos y presbíteros, para que los obispos no se sientan moralmente en la obligación de tener que encargarse de los exorcismos”.
“¿Es función de los obispos exorcizar? No. Pueden exorcizar, pero no es su función exorcizar. ¿Por qué? Porque el obispo sí que tiene funciones propias: es función del obispo ordenar, supervisar la liturgia, imponer su autoridad, recibir a los sacerdotes, resolver los problemas que afecten a la diócesis. Eso sí que son funciones del obispo”.
Como ejemplo, el sacerdote español señaló que el obispo tampoco tiene la obligación de confesar.
“Será bueno que confiese, pero no es función del obispo confesar. El obispo que no se siente en el confesionario no tiene que tener ningún remordimiento de conciencia. El obispo que no recibe a sus sacerdotes sí que tiene que tener remordimiento de conciencia, porque es su función”, indicó.
“Hay cosas que el obispo puede hacer, pero no es su función específica. ¿Sería bueno que hiciera algún exorcismo? Sí, sería bueno, porque así vería las realidades de ese mundo espiritual, así se concienciaría más de lo que es este ministerio. Del mismo modo que también es bueno que un obispo a veces confiese, a veces haga bautizos, a veces sustituya a un sacerdote que está enfermo. Pero no es su función”.
El P. Fortea recordó el caso de una mujer francesa poseída “que fue llevada a San Juan Pablo II. Él la exorcizó, no se especificó cuánto tiempo, no la liberó. Y dijo: llevádsela al Padre Amorth. Es un ejemplo de que aunque uno sea un Papa santo, como era San Juan Pablo II, no necesariamente significa que tiene más poder para exorcizar”.