El padre Portela, sacerdote de uno de los santuarios más activos, en San Campio (Vigo), explica el procedimiento
En 1973 la gran pantalla proyectaba la película «El Exorcista»,
de William Friedkin, una cinta que cuatro décadas después sigue siendo
una producción de culto. La historia de la niña de 12 años Regan MacNeil
y su lucha contra el demonio dio la vuelta al mundo, pero las
influencias satánicas no son algo que se quede en la ficción.
Expertos en demonología,
la rama de la teología que estudia la naturaleza y las cualidades del
demonio, apuntan hacia Galicia como uno de los lugares en los que se
practica un número significativo del total de exorcismos.
Esto no se debería necesariamente a que en la comunidad se produjesen un mayor cantidad de casos, sino al prestigio de algunos santuarios para la aplicación de la bendición y afrontar esas circunstancias.
El santuario de San Campio, en Tomiño (diócesis de
Vigo-Tui), es precisamente uno de esos puntos a los que las personas que
tienen inquietudes espirituales acuden con más frecuencia.
Desde hace casi 44 años el padre José Luis Portela,
sacerdote del santuario, atiende las necesidades de los fieles que, él
mismo explica, llegan de diferentes puntos de España, además de
practicar exorcismos.
Media de 50 personas
«Diariamente viene una media de 50 personas a recibir la
bendición y a pedir la ayuda y el apoyo del sacerdote», y hasta 150 los
domingos, explica Portela. Aunque pueden pasar semanas sin que ninguna
presente influencias satánicas "luego puede haber semanas en las que
vengan dos o tres personas que sí".
Pero, ¿cómo identifica cada caso antes de practicar un exorcismo?
Una de las críticas más recurrentes a este tipo de prácticas es la de
generar confusión entre dolencias psiquiátricas y posesiones.
Sin embargo, el sacerdote sostiene que la lucha contra el
demonio no se realiza a la ligera.«Una persona con influencia satánica
se resiste a entrar en el templo, rechaza al sacerdote, si se la rocía
con agua bendita le quema, al igual que si le impone la mano en la
cabeza», describe.
Además, reacciona violentamente contra el sacerdote «porque es quien va combatir al demonio» o «habla lenguas extrañas», algo que «un enfermo no hace», abunda.
Tal y como describe las características de un poseído,
parece que Hollywood no exagera ante los exorcismos. Portela despeja
dudas al asegurar que «las películas muchas veces se basan en los hechos
que ocurren en la realidad», pero «también muchas veces la verdad
supera a lo que nos presentan en el cine.
Situación de confianza
Para conocer la situación en la que se encuentra cada
persona, el representante de la iglesia autorizado para estas prácticas
mantiene una conversación en la que percibe si existe una influencia
diabólica. «Se entra en diálogo, se genera una situación de confianza,
se entra en contacto», dice.
En caso de que se determine que no hay presencia de Satán «se aplica una bendición».
«A nadie le hace mal que un sacerdote lo escuche y lo comprenda o
recibir una bendición», mantiene, aunque lo que sufra sea una dolencia
psiquiátrica que deba ser tratada por profesionales de la medicina.
De confirmarse esa «influencia del demonio»,
continúa, se recurre «al agua bendita, la imposición de las manos
consagradas de los sacerdotes y unas oraciones». Si la posesión ofrece
mayor resistencia «se realiza un exorcismo mayor» con «oraciones con más
fuerza».
El proceso puede extenderse durante semanas, ya que después
se realiza un seguimiento. De hecho Portela relata un caso en el que
después del exorcismo, de recibir la absolución y la comunión, durante
ese «seguimiento» el demonio «volvió a manifestarse».
«Cuando una casa queda limpia, hay mucha gente que quiere
ocuparla, lo mismo sucede con los exorcismos y las personas»,
ejemplifica el Padre Portela.
Los ritos en la mayor parte de los casos se realizan ante
testigo, familiares normalmente. Además de ayudar al sacerdote que «al
enfrentarse a una fuerza sobrenatural se expone a patadas, golpes
poniendo en peligro su propia vida», sirve de garantía para que la
persona poseída «por influencia del demonio no acuse al sacerdote de que la estaba agrediendo».
No creyentes
Tras explicar la consecuencia, el responsable de San Campio
se adentra en las causas. «En la mayor parte de los casos las personas
viven alejadas de Dios», independientemente de género o edad, por eso es
necesario «orientar a la persona».
Hay cuatro causas principales por las que se producen las
posesiones. La primera, «por participar en ritos satánicos», como la
güija, con lo que «se queda ligado al demonio».
Otro de los motivos es la «consagración de un niño al demonio por parte de sus padres que realizan prácticas satánicas». Una de las más comunes es «el pacto con el demonio».
En estos casos «se pacta rendir culto al demonio a cambio de que eche
abajo un negocio, arruine a esta familia». En cuarto lugar se encuentran
«los maleficios».
«En nuestros tiempos, consciente o inconscientemente se le
ha dado la espalda a Dios», considera el Padre Portela y la «lejanía de
Dios y de los actos de la religión» tienen una repercusión directa.
Ahora, «los cristianos se avergüenzan de llevar una cruz o
una medalla de la Virgen que puede servir de protección» y «los cambian
por símbolos paganos e incluso satánicos, a veces sin darse cuenta».
Por eso invita a que se reconduzca el camino que aproxima
más a Dios y que los jóvenes «abandonen la tendencia aventurare en
relación a cuestiones satánicas como puede ser la güija», concluye.
Para creyentes, escépticos, críticos o curiosos, el
espíritu y la influencia de Dios o Lucifer, ángel caído, seguirá siendo,
en el subconsciente colectivo, objeto de reflexión. «Resiste al demonio y él huirá de ti» (Santiago 4:7).