Imagen de la película Poseído.
¿Cómo saber si hay algo maligno?
Suelen confundirse los desórdenes psiquiátricos y las influencias
demoniacas. Sólo cuando hay manifestaciones preternaturales* se puede
estar bien seguro del origen maligno, como cuando el padre Fortea le
preguntó a la madre de una posesa: «¿Por qué cuando su hija comenzó con
su problema no la llevó al psiquiatra?». Ella contestó: «Porque yo
estaba un día rezando el Rosario, mi hija entró en trance y de pronto un
pesado sillón comenzó a elevarse en el aire». En los casos confusos hay
que intensificar las prácticas cristianas; si hay mejora, el problema
pudo ser de origen maligno; si no, es mental.
ALGUNAS ACLARACIONES PRÁCTICAS
La palabra exorcismo viene del latín exorcísmus, que a su vez se deriva
del griego exorkismòs, muy ligado al termino exorkízein, que significa
«evitar», «hacer salir de».
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: «Cuando la Iglesia pide
públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o
un objeto sea protegido contra las asechanzas del Maligno y sustraída a
su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cfr. Mc 1,25 ss),
de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar» (n. 1673).
Para fines prácticos, se habla de «exorcismo mayor» cuando cumple la
definición dada por el Catecismo. Debe ser realizado por los obispos,
puesto que son los legítimos sucesores de los Apóstoles, y es a ellos a
quienes Cristo dio el poder y la obligación de expulsar demonios. Si por
alguna razón estuvieran realmente impedidos de hacerlo, tienen la
obligación de delegar esta función a por lo menos un presbítero por
diócesis.
El «exorcismo mayor» se hace mediante el uso del Ritual Romano —el del
año 1614 o el de 1998, según lo decida el exorcista—, y requiere, si es
que no lo realiza el obispo, su permiso expreso caso por caso.
En cambio, el «exorcismo menor» tiene lugar cuando el rito para expulsar
al demonio se da a través de la oración privada, y en este sentido todo
presbítero y también todo diácono, en cuanto que participan del
sacerdocio ministerial de Cristo, pueden realizarlo. Aquí es posible
emplear tanto oraciones deprecativas (súplicas a Dios para que libere a
la víctima) o imperativas (órdenes al espíritu maligno para que se
vaya), las cuales pueden ser espontáneas o escritas.
Hay una tercera modalidad de oración contra los espíritus malignos, la
«oración de liberación». Este tipo de plegarias las puede realizar
cualquier bautizado en virtud de que su eficacia radica en el sacerdocio
común que recibió a través del Bautismo. Las oraciones son más bien de
súplica a Dios para ser liberado uno mismo u otra persona de las
influencias del Maligno. Pueden ser espontáneas y acompañarse con
alabanzas al Señor y oración en lenguas, o también realizarse mediante
oraciones escritas. El exorcista español José Antonio Fortea recomienda a
cualquier persona que esté sufriendo en su cuerpo o su mente una
influencia del demonio que va más allá de lo natural, decir cada día y
varias veces esta oración:
«Señor, Dios todopoderoso, misericordioso y omnipotente, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, expulsa de mí toda influencia de los espíritus malignos.
«Padre, en el nombre de Cristo te pido que rompas toda cadena que los
demonios tengan sobre mí. Derrama sobre mí la preciosísima sangre de tu
Hijo. Que su sangre inmaculada y redentora quebrante toda atadura sobre
mi cuerpo y mi mente.
«Todo esto te lo pido por intercesión de la Santísima Virgen María.
«San Miguel arcángel, intercede, ven en mi ayuda.
«En el nombre de Jesús ordeno a todo demonio que pueda tener alguna influencia sobre mí, que salga para siempre.
«Por su flagelación, por su corona de espinas, por su cruz, por su
sangre, por su resurrección, ordeno a todo espíritu maligno que salga.
«Por el Dios verdadero, por el Dios santo, por el Dios que todo lo
puede, te ordeno, demonio inmundo, que salgas en el nombre de Jesús, mi
Salvador y Señor».
El padre Gabriel Amorth ha señalado que san Juan Pablo II se
ha convertido, en los últimos años, en un poderoso intercesor en la
lucha contra el demonio.
Durante los exorcismos, contó el sacerdote, «le he preguntado al demonio
más de una vez: “¿Por qué te da tanto miedo san Juan Pablo II?”. Y he
tenido dos respuestas distintas, ambas interesantes. La primera: “Porque
desarmó mis planes”. Y creo que con eso se refiere a la caída del
comunismo. La otra respuesta que el demonio me dio fue: “Porque arrebató
a muchos jóvenes de mis manos”. Hay muchos jóvenes que, gracias a san Juan
Pablo II, se convirtieron».
Bastarían los medios comunes de la gracia
Bastarían los medios comunes de la gracia
Si bien la razón de la designación de los exorcistas en las diócesis es
la de que realicen los llamados exorcismos mayores, los cuales sólo se
autorizan en casos comprobados de posesión, éstos son muy raros; pero,
al mismo tiempo, resulta que los sacerdotes exorcistas están
sobrecargados de trabajo.
El padre Gabriel Amorth, el exorcista más famoso del mundo, ha realizado
más de 75 mil «intervenciones» en su ministerio de liberación —él las
llama hermosamente «bendiciones», y en realidad eso son—, pero calcula
que cuando mucho un 10% correspondieron a casos de verdadera posesión.
Entonces, ¿por qué están tan ocupados? Responde: «Los exorcistas nos
ocupamos de todos los casos en los que se reconoce influencia maléfica»;
es decir, también ayudan a la gente en casos de vejaciones, opresiones y
obsesiones diabólicas. Y como son, por desgracia, fenómenos en
exponencial aumento, ellos tienen trabajo excesivo.
Sin embargo, como revela el propio presbítero italiano, para los casos
en que no hay posesión «deberían bastar los medios comunes de la gracia:
oración, sacramentos, limosna, el perdón de las ofensas, el recurso
constante al Señor, a la Virgen, a los santos y a los ángeles». Por eso
es aconsejable que los fieles, a la primera sospecha de que algo
«extraño» sucede, se acerque con mucha mayor frecuencia y fervor a toda
la gama de dones que Cristo ha entregado a su Iglesia. Las influencias
demoniacas realmente pueden ser combatidas por estos sencillos medios, y
en el caso de que todo fuera una «falsa alarma», de cualquier forma
estos mismos medios son un verdadero blindaje contra posibles ataques
del Enemigo.
El exorcismo mismo es un sacramental, pero muchos otros sacramentales
tienen ya de por sí un gran poder sobre Satanás. «Muchas veces he podido
constatar —cuenta el padre Gabriel— la eficacia de las medallas que la
gente se pone con fe». Igualmente dice: «Quiero agregar la importancia
protectora de las imágenes sagradas: en la puerta de una casa, en las
recámaras, el comedor o en el lugar más usual donde se reúne la
familia». También «podría tocarse con la mano la potencia del Rosario».
El exorcista revela que algunos demonios no soportan el agua bendita;
otros, el incienso bendito; unos más, el canto gregoriano y la música
sacra tocada con órgano. También es notable que se incomodan si se les
sopla.
*Manifestaciones preternaturales, son aquellos efectos físicos que suceden sin ninguna explicación, por ejemplo, movimiento de objetos sin que se vea la acción de ninguna persona o elemento físico.
*Manifestaciones preternaturales, son aquellos efectos físicos que suceden sin ninguna explicación, por ejemplo, movimiento de objetos sin que se vea la acción de ninguna persona o elemento físico.
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