La posesión demoníaca vista desde el lado de un psiquiatra que asistió al Padre Amorth
Los encargados de determinar que es posesión y que es enfermedad.
Los exorcistas se apoyan mucho en los psiquiatras, porque antes de comenzar a hacer un exorcismo envían al paciente a un psiquiatra para descartar una enfermedad metal, por lo tanto su actividad es vital para el trabajo exorcístico.
Entrevistado recientemente al doctor
Valter Cascioli, médico psiquiatra, portavoz y asesor científico de la
Asociación Internacional de Exorcistas (A.I.E), quien fue asistente del
Padre Amorth, fundador de la asociación, y cuyos puntos centrales de sus
dichos resumimos aquí.
POSESIÓN DEMONÍACA Y ENFERMEDAD MENTAL
El
aumento de la actividad demoníaca extraordinaria, es decir de las
infestaciones, obsesiones, vejaciones y posesiones, aumenta debido a la
falta de fe y por el aumento de prácticas esotéricas, magia y ocultismo.
Estas prácticas involucran millones de personas y pueden abrir el
camino a las posesiones diabólicas o a otras manifestaciones de la
actividad demoníaca extraordinaria.
La posesión diabólica es
la más grave actividad demoníaca extraordinaria. La actividad ordinaria
del diablo está representada en la tentación y la tentación es lo que
abre el camino a fenómenos más graves.
La posesión demoníaca
se reconoce por la aversión a todo aquello que es sagrado. Repugnancia a
la oración, a todo lo que es bendecido aún si no se tiene conciencia de
que lo sea, inesperadas reacciones de violencia en personas de una
índole
diversa. Se manifiesta con blasfemia, agresiones físicas, reacciones
furiosas si se bendice o se ora ante la persona. Aunque por sí solos no
son suficientes para hacer una diagnosis de posesión diabólica.
Otros
síntomas son conocer profundamente materias o lenguas desconocidas al
sujeto. Conocer la ubicación de objetos escondidos a la vista, conocer
cosas ocultas. Entender y hablar idiomas desconocidos. Manifestar una
fuerza sobrehumana anormal para la edad y la condición física de la
persona. A veces, se manifiesta en el marco de una agitación
psicomotora, la cuál sin explicación no responde a la terapia sedativa
farmacológica.
El fenómeno extraordinario de la levitación
puede sumarse a los síntomas antes mencionados de la actividad
diabólica. Es un indicio de posesión. Existen también otros síntomas
extraordinarios. Clarividencia del pasado y del futuro.
Materializaciones. Estos son algunos de los elementos de
diagnosis de posesión diabólica.
Estos síntomas son claros
solo si se manifiestan juntos. A veces es difícil reconocerlos. Se
confunden con enfermedades psiquiátricas que se deben a causas
naturales. En cambio, la posesión demoníaca se debe a causas
preternaturales. Las personas que llevan una vida desordenada pueden
confundir los síntomas.
Es el padre exorcista decide caso por
caso que hacer. El padre decide si involucrar un médico psiquiatra. Este
profesional debe tener una preparación académica pero también
espiritual. Hay médicos que no creen en la existencia del diablo. No
reconocen la actividad demoníaca ordinaria o extraordinaria. Los
exorcistas a veces se encuentran en dificultad cuando envían a sus
pacientes a los psiquiatras que no tienen fe y que no reconocen el
maligno.
Las enfermedades psíquicas que pueden ser confundidas
con una posesión demoniaca son aquellas como la esquizofrenia, el
disturbo obsesivo. Esto por ejemplo en los casos de obsesión diabólica.
En un marco de psicosis delirante podría, depende de los casos, parecer
una posesión demoníaca.
Muchas de las cosas que se han
mencionado implican personas que viven fuera de la gracia de Dios en la
mayor parte de los casos. Personas que viven en situaciones de pecado
mortal. Es claro que para un creyente el primer paso es reconciliarse
con Dios a través de la oración, la sagrada escritura y los sacramentos.
La persona puede seguir un camino de fe acompañado por un padre
espiritual. Por su puesto, si estas personas manifiestan problemas
psíquicos o médicos pueden pedir la ayuda de un especialista.
CASOS QUE LE HAN LLAMADO LA ATENCIÓN
Las
historias de los poseídos son diversas porque cada persona es
diferente. Lo único que no
cambia es la presencia del maligno. Hay situaciones en las cuales se
requieren años de exorcismo. Son personas que sufren porque tienen
problemas que inciden a nivel afectivo, laboral y familiar.
Lo
que llama la atención en estos casos de posesión es el gran sufrimiento
de las personas. El nivel de postración física, moral, psicológica y
espiritual.
Y el Dr. Cascioli cita un caso:
“Recuerdo
el caso de un señor anciano de constitución física frágil que de
repente estaba dotado de una fuerza sobrehumana. Una fuerza superior a
la edad y al cuerpo. El anciano no respondía a los fármacos. El hombre
estaba solo con el sacerdote exorcista y cuando de un momento al otro
con una sola mano alzó una mesa de roble macizo. Algo que necesita de la
fuerza de varias personas .
Y afirma que existen casos de posesiones en niños,
“Lamentablemente
se pueden verificar casos de este tipo. Los maleficios que se han hecho
sobre una madre durante el embarazo pueden ser la fuente del problema.
Recuerdo el caso de un niño de 10 años que había sido objeto de un
maleficio. Podríamos decir que se trataba de una venganza transversal
porque primero habían sido afectados sus parientes, sus padres y luego
el niño”.
“Sufría varios trastornos físicos y
psíquicos. Y se manifestaba en una fenomenología extraordinaria. Desde
pequeñito, sin estudiar, sabía tocar el piano con dotes de un músico
profesional. Habían otros síntomas. El sufrimiento era mucho”.
“Una
ama de casa católica nos refiere que en una ocasión se asustó porque
cuando era una estudiante ante un grupo de amigas ha dicho una blasfemia
y su voz cambió inexplicablemente”.
Cita también otro caso que le ha llamado la atención,
“Recuerdo
una señora anciana analfabeta que se expresaba en sánscrito.
Afortunadamente estaba presente en el exorcismo un sacerdote estudioso
de letras antiguas y ha logrado reconocer el idioma”.
“El
espíritu maligno que poseía la persona expresaba odio hacia Dios y el
hombre. Rabia hacia quien combate el mal; el padre exorcista. El diablo
odia al hombre porqué el hombre es el hijo amadísimo de Dios”.
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