15 feb 2019

Pastoreo exorcístico

La otra cara del exorcista: el trabajo espiritual con las víctimas que va más allá de las posesiones


Los datos de diócesis de todo el mundo evidencian el aumento de las personas que acuden a los exorcistas a pedir ayuda

La Diócesis estadounidense de Charleston, situada en Carolina del Sur, tiene casi 5 millones de habitantes aunque los católicos apenas superan el 4% del total, no llegando a los 200.000. Sin embargo, al igual que está pasando en otros muchos lugares del mundo occidental cada año está aumentando considerablemente el número de personas que pide la ayuda de los exorcistas creyendo que sufren algún tipo de posesión o influencia demoníaca.
Al igual que la influencia del demonio es mayor debido a los numerosos peligros en los que está cayendo el hombre, también es cierto que el exorcista diocesano y los sacerdotes reconocen que muchos más llegan con grandes heridas que necesitan otro tipo de ayuda espiritual, pero también de especialistas médicos debido a la influencia masiva de la pornografía, otras muchas nuevas adicciones y otras como el alcohol y las drogas.
Un ejemplo de lo que también hace un exorcista
Sobre esto habla el padre Allam Marredy, exorcista diocesano de Charleston, en Post and Courier, poniendo como ejemplo el caso de una mujer que le visitó a su oficina. Había sido abusada sexualmente cuando era niña, debido a ese trauma acabó tomando drogas siendo adulta y relacionándose con malas compañías. No tenía paz interior y no podía ni comer por lo que acabó yendo al exorcista creyendo estar poseída.
Este sacerdote le negó el exorcismo, pero en cambió la acogió con ternura, rezó con ella y la ayudó a darse cuenta de que Dios sí estaba presente en su vida, y la acabó dirigiendo a terapeutas especializados para que pudiera recibir un tratamiento médico adecuado.


El padre Marredy va a cumplir seis años como exorcista de la diócesis de Charleston
Ahora ella está debidamente medicada y atendida, su salud ha mejorado considerablemente, y tiene una vida de oración constante y un trabajo estable. Esta es también la misión a la que están llamados los exorcistas de hoy.
“Tienes la capacidad. Si quieres que tu vida cambie, lo obtendrás. Literalmente, ella lo ha hecho”, asegura este sacerdote.
Aumento de las peticiones de ayuda
Este exorcista de Charleston asegura que desde que lleva ejerciendo en esta pequeña diócesis de Carolina del Sur cuando fue nombrado en 2013 ha visto como han ido creciendo las solicitudes de exorcismos. De las 10 que recibió el primer año a las 48 que tuvo este pasado año.
Sin embargo, debido a que no haya muchos católicos en la diócesis o estén muy dispersos, que la figura del exorcista sea reciente allí o que haya en EEUU otros sacerdotes con este ministerio más conocido, hace que esta cifra sea inferior a lo que ocurre en otras muchas diócesis del país.
Hay diócesis que tienen tal número de solicitudes y trabajo que tienen varios exorcistas y aún así necesitarían más. Las hay que tiene más de 1.000 al año, o como el conocido exorcista Vincent Lampert, que llega a recibir al año hasta 1.700 solicitudes.
Este aumento de peticiones y de la necesidad de ayuda que muchas personas demandan ha llevado a la propia diócesis de Charleston a realizar cursos especializados sobre exorcismos para el clero diocesano, mientras prepara a más sacerdotes para este ministerio tan específico.
Un giro de la sociedad hacia el mal
¿Por qué hay más personas buscando ayuda ante los posibles ataques de Satanás? Según los responsables diocesanos es el resultado del giro de la sociedad hacia el mal con el auge de la pornografía, las drogas u otro tipo de adicciones. Y además son muchos, cada vez más, los que viven sin la referencia de Dios, sin fe, sin la Iglesia y en muchos casos sin esperanza.

“A medida que nuestra sociedad comienza a entrar en áreas de oscuridad, eso tiene consecuencias espirituales”, asegura el padre Jeff Kirby, sacerdote experto en Teología Moral de la Diócesis de Charleston.
Tanto él como otros sacerdotes advierten que este giro se empezó a dar a mediados del siglo XX cuando algunos, también en el seno de la Iglesia, comenzaron a ver lo sobrenatural como algo medieval o supersticioso. Y esto abrió más tarde el camino a un aumento de la curiosidad por temas espirituales peligrosos como la brujería, el tarot o la ouija.
Orar con los que sufren
Sin embargo, el exorcista Allam insiste en que la gran mayoría de las personas no presentan síntomas de posesión. Afirma que en sus cinco años en este ministerio sólo ha tenido un caso puro de posesión demoníaca.
La mayoría de las veces, esta personas traen grandes sufrimientos pero generalmente por algún tipo de problema psicológico, mental o físico. En estos casos, el exorcista debe ser paciente, comprensivo y orar con la persona, ayudarla y derivarla a los expertos que sí podrán intentar solventar las causas de sus males.

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