Madrid, jardines del buen retiro, estatua del angel caído.
El demonio no existe.
Casi
nada. Así, sin paños calientes. Es la afirmación que encontré hace unos
días navegando por Internet. Y me llamó la atención no por la
afirmación en sí, sino por quien la escribía: un conocido doctor en
Teología, que por desgracia lleva muchos años enfrentado a la jerarquía
eclesiástica. Discúlpenme la discreción de no entrar en más detalles
sobre la persona. Francamente me considero muy poquita cosa como para
venir a las redes a hacer escarnio de alguien de inmenso estudio y
preparación, que además ha dedicado su vida a Dios. Por muy en
desacuerdo que esté con él.
La
afirmación de esta persona se desarrollaba en un artículo donde
criticaba el nombramiento de varios exorcistas para la diócesis
de Madrid. Tras leerlo me preguntaba, ¿cómo alguien con tanta
experiencia y preparación puede relegar a un mito la existencia del
demonio? La verdad es que me entristecían sus palabras. Más allá de que
sea dogma de fe (casi nada), de que los Papas (Francisco entre ellos) no
dejen de prevenir contra él, de que sea algo indudable para el
Magisterio de la Iglesia, de que las Escrituras sean claras y nítidas al
respecto… aun obviando (y ya es obviar) todo esto, me parece una falta
de caridad hacia todos aquellos que han sufrido su acción a lo largo de
los siglos. Desde los grandes santos que experimentaron sus duros
ataques, hasta aquellos a los que hoy sigue atormentando. Hasta nosotros
mismos que cada día pedimos al Padre “no nos dejes caer en la
tentación”.
Ante
esta afirmación, ¿qué le diríamos pues a aquellos que han sufrido de
una forma brutal su maléfica acción, ante quienes la medicina no ha
tenido respuesta, y sólo el propio Cristo a través de sus sacerdotes ha
sanado? ¿Que todo ha estado en su mente? ¿Que han sido presa de viejas
supersticiones ya superadas por el hombre moderno? Yo desde luego, a los
tristes protagonistas de los pocos casos que he conocido de cerca, no
sería capaz de decírselo.
Y
que conste que no es este un tema con el que yo me obsesione. A mí me
obsesiona el Señor, su inmenso Amor, su eterna misericordia, su plan de
salvación para mí, el hacer su voluntad. Lo cual no quita que sea
consciente de que el demonio lucha para alejarme de Dios. En este
sentido, entiendo que la Iglesia centre su mensaje en el Amor de Dios a
los hombres. Es la gran noticia para quienes se han alejado del Padre:
Cristo murió y resucitó por los hombres, en Él está nuestra salvación.
Lo cual no implica que el tema del demonio y del infierno tenga que ser
tabú en la Iglesia; hay un término medio entre el discurso monotemático
de la amenaza de condenación que mis padres oían en su niñez, a esa
especie de miedo a parecer un carca que se percibe hoy en día, entre
cristianos hechos y derechos, cuando se saca este tema. Hasta el punto
de que escuchar las palabras demonio o infierno en una homilía es harto
complicado. Y repito, aun a riesgo de ser cansino: no creo que la
obsesión en este tema sea buena, pero no mencionar a aquel con el que
diariamente luchamos, así como las armas para enfrentarlo cuando el
peligro sea mayor, me parece una temeridad.
Como
suele decirse, la gran victoria del demonio en nuestros días radica en
haber convencido al mundo de que no existe. Hecho especialmente grave
cuando se da entre cristianos. Pues esta creencia para nosotros no es
una opción; ¿o es acaso una pantomima la profesión de fe que hacemos en
las ocasiones importantes, en las que renunciamos a Satanás y a sus
seducciones?
Si fuera así, pobre San Miguel. Después de tantos siglos, vamos a querer dejarle sin oficio…
Y Dios bendiga al Cardenal Rouco Varela, por actuar en este aspecto con diligencia y valentía.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
José Manuel Puerta Sanchez
5 comentarios:
Excelente, muchas gracias.
Video Exorcistas en España. Extracto de El Diablo (La Posesión del Maligno) http://youtu.be/JC6L1YboggQ
Y quien cree, y hace oídos sordos, diciendo, que todas estas cosas, la sé, por la biblia, pero, no quiere ver la realidad
El demonio tiene un poder limitado y Dios ilimitado.
Lo que haga el demonio es por permision de Dios.
De pequeños males se obtienen grandes bienes.
Dios prevalece siempre.
Personalmente, no creo que si no hay mas exorcistas sea por miedo, sino por no querer implicarse, y esto, corresponde a la aprobacion de los obispos, no a los sacerdotes.
El video que ha presentado un anonimo, da una realidad parcial.
Quien como DIOS?
Es la táctica que emplea el demonio para alejarnos de Dios. Se siente fracasado y quiere que todos nos sintamos fracasados para arrastrarnos así con él. Hoy es tabú hablar de ello, porque ya lo consideran fuera de órbita, que es cosa del pasado.
Publicar un comentario