Ignacio Domínguez, párroco de Sabarís y exorcista oficial de la Diócesis de Tui-Vigo
Exorcista de la Diócesis de Tui-Vigo desde hace más de 15 años, al
hoy párroco de Sabarís, Ignacio Domínguez, le cuesta hablar de esta
función encomendada por el obispo. "Es un tema muy desagradable", afirma
sobre su cometido, que a menudo afronta con buenas dosis de psicología,
porque "no siempre está el demonio detrás" de una supuesta posesión.
Los casos –los últimos tres este mismo mes y en tan solo dos días– no le
dan miedo, pero dice estar ya cansado de esta "nada grata" labor. Ha
pedido al obispo que le releve, aunque de momento seguirá plantándole
cara al mal.
D. VÁZQUEZ - BAIONA
Asegura haber tratado casos "altamente diabólicos", pero Ignacio
Domínguez, párroco de Santa Cristina de A Ramallosa, en Sabarís, y
exorcista oficial de la diócesis, prefiere evitar la conversación sobre
esta "nada grata" tarea que le encomendó el obispo hace ya más de 15
años. "Es un tema muy desagradable", apunta el sacerdote con el recuerdo
aún vivo de los últimos tres exorcismos, que realizó esta misma semana y
"en solo dos días".
Prefiere que sean otros, como el conocido sacerdote José Luis Portela Trigo, párroco de Figueiró (Tomiño), quienes hablen en público de estos temas. "Él está más acostumbrado y sabe mucho más que yo", afirma don Ignacio, que desde hace un tiempo tiene entre manos la lectura del libro Más fuertes que el mal. El demonio: reconocerlo, vencerlo y evitarlo, que recoge el testimonio del padre Gabrielle Amorth, exorcista del Vaticano.
Reticente a entrar en demasiados detalles, Ignacio Domínguez dice, sin embargo, haber superado su temor inicial a enfrentarse con las posesiones demoniacas. "¿Miedo? Ya no, pero la primera vez desperté en mitad de la noche con la sensación de que la habitación estaba llena de demonios; lo rocié todo con agua bendita", recuerda, para agregar enseguida que "al cabo de poco tiempo uno se acostumbra".
Y es que reconoce que el mal al que debe vencer no es siempre tan extraordinario como uno puede imaginar. "En muchas ocasiones existen problemas psiquiátricos o alguna enfermedad mental detrás que nada tienen que ver con el demonio", advierte, aunque de todos modos practica un ritual con ellos que es más bien "como una oración de súplica o una conversación de paz", explica.
Sea cual sea la razón última por la que llegan a su despacho las personas a las que trata, don Ignacio atiende con el mismo "respeto" y "cariño" a todos ellos. Muchas veces le derivan casos desde el obispado, otras llegan directamente a él, y no solo desde la Diócesis de Tui-Vigo, sino también del resto de Galicia y de otras diócesis españolas.
Aunque existen distintas fórmulas, el ritual, que prefiere no describir, dura "unos diez minutos, más o menos", pero el tiempo que el párroco de Sabarís dedica a cada caso siempre es más "porque antes hay que hablar a solas con la persona, conocer su vida y sus inquietudes", señala.
Sus más de 15 años de experiencia como exorcista –la mayor parte de ellos en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en Vigo, de la que se encargó durante casi medio siglo– le llevan a concluir que la mente humana "es muy complicada". Dice que todavía no alcanza a comprender los motivos que llevan a alguien a "meterse en cosas de brujería o a hacer incluso pactos con el diablo" como ha escuchado relatar a las personas que acuden a verle.
"No es nada grato", insiste el cura de Sabarís, que lleva tiempo pidiendo al obispo que le releve en su labor, desarrollada tanto tiempo de forma callada. Se reconoce "cansado", pero de momento no le encuentran sustituto. "Me gustaría dejarlo, pero el obispo me ha pedido que continúe y así será", acepta.
De todas maneras, confía en que el tiempo entre un caso y el siguiente se dilate un poco más. "Tres casos en dos días es algo excepcional, una coincidencia que es probable que no vuelva a repetirse; normalmente pueden pasar tres o cuatro meses sin que reciba a nadie", explica.
Don Ignacio no quiere ver alterada su sosegada vida en el barrio baionés donde ejerce como párroco desde hace algo más de cuatro años. Es por eso que le cuesta hablar de otras cosas que se salgan de su actividad cotidiana, como la bendición, el próximo martes, de una imagen de Santa Cristina que preside el atrio de la iglesia de Sabarís desde hace varias semanas. Los exorcismos son otra cosa; un trabajo que acomete con rigor y prudencia, pero del que mejor ni hablar.
Prefiere que sean otros, como el conocido sacerdote José Luis Portela Trigo, párroco de Figueiró (Tomiño), quienes hablen en público de estos temas. "Él está más acostumbrado y sabe mucho más que yo", afirma don Ignacio, que desde hace un tiempo tiene entre manos la lectura del libro Más fuertes que el mal. El demonio: reconocerlo, vencerlo y evitarlo, que recoge el testimonio del padre Gabrielle Amorth, exorcista del Vaticano.
Reticente a entrar en demasiados detalles, Ignacio Domínguez dice, sin embargo, haber superado su temor inicial a enfrentarse con las posesiones demoniacas. "¿Miedo? Ya no, pero la primera vez desperté en mitad de la noche con la sensación de que la habitación estaba llena de demonios; lo rocié todo con agua bendita", recuerda, para agregar enseguida que "al cabo de poco tiempo uno se acostumbra".
Y es que reconoce que el mal al que debe vencer no es siempre tan extraordinario como uno puede imaginar. "En muchas ocasiones existen problemas psiquiátricos o alguna enfermedad mental detrás que nada tienen que ver con el demonio", advierte, aunque de todos modos practica un ritual con ellos que es más bien "como una oración de súplica o una conversación de paz", explica.
Sea cual sea la razón última por la que llegan a su despacho las personas a las que trata, don Ignacio atiende con el mismo "respeto" y "cariño" a todos ellos. Muchas veces le derivan casos desde el obispado, otras llegan directamente a él, y no solo desde la Diócesis de Tui-Vigo, sino también del resto de Galicia y de otras diócesis españolas.
Aunque existen distintas fórmulas, el ritual, que prefiere no describir, dura "unos diez minutos, más o menos", pero el tiempo que el párroco de Sabarís dedica a cada caso siempre es más "porque antes hay que hablar a solas con la persona, conocer su vida y sus inquietudes", señala.
Sus más de 15 años de experiencia como exorcista –la mayor parte de ellos en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en Vigo, de la que se encargó durante casi medio siglo– le llevan a concluir que la mente humana "es muy complicada". Dice que todavía no alcanza a comprender los motivos que llevan a alguien a "meterse en cosas de brujería o a hacer incluso pactos con el diablo" como ha escuchado relatar a las personas que acuden a verle.
"No es nada grato", insiste el cura de Sabarís, que lleva tiempo pidiendo al obispo que le releve en su labor, desarrollada tanto tiempo de forma callada. Se reconoce "cansado", pero de momento no le encuentran sustituto. "Me gustaría dejarlo, pero el obispo me ha pedido que continúe y así será", acepta.
De todas maneras, confía en que el tiempo entre un caso y el siguiente se dilate un poco más. "Tres casos en dos días es algo excepcional, una coincidencia que es probable que no vuelva a repetirse; normalmente pueden pasar tres o cuatro meses sin que reciba a nadie", explica.
Don Ignacio no quiere ver alterada su sosegada vida en el barrio baionés donde ejerce como párroco desde hace algo más de cuatro años. Es por eso que le cuesta hablar de otras cosas que se salgan de su actividad cotidiana, como la bendición, el próximo martes, de una imagen de Santa Cristina que preside el atrio de la iglesia de Sabarís desde hace varias semanas. Los exorcismos son otra cosa; un trabajo que acomete con rigor y prudencia, pero del que mejor ni hablar.
9 comentarios:
En esta ocasion he subido un post, sobre un sacerdote que a pesar de llevar 15 años ejerciendo de exorcista, no se ha acabado de acostumbrar a lo desagradable que es el demonio. Ejerce este ministerio por caridad, por obediencia, pero, como bien dice, le es muy desagradable, y ha pedido el relevo y desearia dejarlo. Si. Debe ser cansado, tantas sesiones , tantos años... mas, si no se siente vocacion exorcistica... es muy respetable. Es un buen siervo,pues, como siempre es Dios quien hace, este sacerdote pone sus manos consagradas, y Dios libera. Un ejemplo de equilibrio. Si quieres relevo, querido sacerdote enseña bien a otro, que este ministerio tiene su grado de especializacon. Dios te bendiga.
Llevas mucha razón, si no tiene vocación para exorcista que enseñe a otro que sí la tenga, ya que hasta para ordenar al demonio que salga y capear todo lo que eso conlleva de desagradable, se necesita tener vocación. Demasiado tiempo ha estado ejerciendo de exorcista, Dios quiera que su obispo le releve pronto.
En esa fotografía se le ve mala cara, como si no estuviera muy bien de salud.
Espero que sólo sea una mala fotografía.
Que Dios le bendiga y le libere pronto de ese ministerio.
Hola, Merche, he mirado la fotografia mas de cerca y me parece un sacerdote serio y metodico, que iniciaba esbozando una sonrisa bonachona, sincera y abierta.
Pienso igual, pobre hombre que tiene que ser exorcista por la fuerza o pasarle el mocho a otro que tenga la vocación o que no sepa bien en que se mete. Saludos.
No se siente llamado a servir al Señor de esa manera, y ya está. Estoy seguro que hay más de uno que le gustaría, y está deseando que lo nombren.
Un hombre sincero, como este sacerdote, merece mis respetos. Dice lo que siente y es un hombre bueno, solo que, realizando este ministerio, se siente incomdo y lo dice. Tiene desafeccion, y habrian otros mas dispuestos, pero es un buen siervo de Dios. Quizas si le hubiese pedido a Dios lo que le falta... se lo habria dado.
Es mejor este hombre, que otros que no ayudan y viven con una imagen de falsa caridad.
Este es un buen trabajador, solo pide un relevo ante algo, que encuentra desagradable. Es algo, este ministerio, que puede desagradar, a Jesus, tampoco lo gustaria ver a los demonios, y los expulsaba, por caridad de los cuerpos ocupados.
Ojala hubiese un exorcista nombrado en cada diocesis, es un ministerio necesario, ayer y hoy.
Los obispos, deberian tomar en serio esto, todavia hay algunos que no dan el paso, deberian meditar y pensar, en lo primero mas importante; LA CARIDAD, y dejar a un lado otras cuestiones de la periferia...
Dios les bendiga.
Que me perdonen mi ignorancia, pero este ministerio, no esta al servicio de todos: esto se atribuye a un Don especial, que Dios concede, a la persona que el elige. como puede ser también una persona, sin orden sacerdotal. pero por mas sacerdote que sea, siempre tiene que estar acompañado, de dos o mas personas, debidamente preparadas, para este servicio. no olvidar que Jesús los envío de dos en dos: vayan impongan las manos y expulsen demonios.
El ministerio llamado así, no debe ser, por mandato. esto se atribuye a un Don de Dios, a la persona que ha sido elegida. ordenada oh no ordenada, este servicio no debe ser intervenido por una sola persona, por seguridad. es aconsejable dos oh mas personas, debidamente instruidas, con este Don, de expulsar demonios; no debemos olvidar que Jesús los envió de dos en dos. este tema tiene que tener un seguimiento, de lo contrario los espíritus malos vuelven, a atormentar a la persona.
Hola Segundo.
Cualquier sacerdote es valido (estando autorizado por su obispo) para realizar exorcismos. Otra cosa es que le agrade mas o menos este ministerio, pero está protejido por Dios. Estoy de acuerdo contigo en que es mejor que esté acompañado, pero eso, no es obligatorio, ni da mas seguridad.
Es Dios quien obra, no lo olvidemos.
Bendiciones.
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