4 nov 2006

La esposa fiel


Una hermana americana, Mª Esther, que es colaboradora de su Obispo diocesano en materia de exorcismos, está pasando por un muy mal momento conyugal.

Es sin duda un ejemplo de como el demonio ataca a aquellos que buscan hacer la voluntad de Dios sea cual fuere, incluso ayudando en este campo de la lucha espiritual.

Ante el comentario de un desconocido hermano que le sugiere que " rehaga su vida" ( ah, el mundo, sus pompas y atracciones), Mª Esther responde así:

" Apreciado ¿? Estoy plenamente consciente de que las crisis son naturales y necesarias.Pero el dolor existe y ha de ser fructífero. Y ésto solo se lgra si lo asociamos a los Méritos de Cristo. Confio en que mi Matrimonio se restaure pero, si no ocurre, continuaré siendo esposa de ese hombre porque es Sacramento Indisoluble. Un afecto lejano fosilizado por el tiempo es lo que viven muchos matrimonios porque consideran su relación como la simple "unión de individuos" y no la "Plena Comunidad de Personas" que es el Matimonio Católico. Nos negamos a vivir un amor muerto, por conveniencia o por obligación: es por eso que luchamos y agradecemos, en medio del dolor, ésta crisis.Lo que vale cuesta y solo con profundo y perenne compromiso se llega a amar en la dimensión correcta: como Cristo nos amó."

Se puede decir más alto, pero no más claro.

¡ Olé por la esposa fiel... incluso siendo abandonada!

María Esther, estás en nuestras oraciones. Que Dios te bendiga.

¡ Gloria a Dios!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y ustedes, todos, están en las mías.

Tengo una esperanza: que cuando Dios me llame a Su presencia pueda comprender las gracias ganadas a base de sufrimiento unido a los méritos de Cristo. ¿Cómo negarle a Dios la posibilidad de actuar en mi vida? Se la he entregado toda!

Precisamente el día que mi esposo me dio la fatal noticia de su partida, había estado frente a las Reliquias de Santa Margarita María de Alacoque y le había ofrecido al Señor mi vida entera: mi persona, mis potencias, mis hijas, mi esposo... mi Matrimonio.

No fue coincidencia: Dios tomó entera posesión de lo que es Suyo. Él está actuando, lo hace en mi vida y me llama a amar en la perfección del desarraigo.

Y la Fidelidad es, para mi, la más alta expresión de amor. Hoy la vivo en contra corriente y la amo más que antes porque me dignifica.

Ruego a Dios, en virtud a la Gracia Sacramental que me une a mi esposo, que él pueda beneficiarse de esta renuncia que hago voluntariamente: Cuando Dios lo disponga lo recibiré en mi casa. Si dispone lo contrario no tengo más remedio que aceparlo y vivir el amor en la perfección del dolor.